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Protección solar con alegría

Se acerca la Semana Santa y se impone, antes que nada, cuidar la piel del sol. Conoce los secretos para tumbarse a coquetear con él sin salir escaldada.

Al fin. Parecía que nunca iba a llegar la primavera, ni el sol... Pero ya se empieza a vislumbrar la idea de coger ese avión y empezar a notar su calor en la piel. Y además, parece que todo nos queda mejor con la piel bronceada.
Y es que los rayos del sol tienen multitud de beneficios sobre nuestro organismo: estimulan la síntesis de vitamina D, la que previene el raquitismo y la osteoporosis, produce vasodilatación, por lo que reduce la tensión arterial (de ahí el efecto placentero de estar al sol) y favorece la circulación sanguínea periférica. En algunos casos estimula la síntesis de los neurotransmisores cerebrales responsables del estado anímico, por esa razón se relaciona a los países cálidos con la alegría y a los fríos con la seriedad y la depresión. Sin embargo, la otra cara de la moneda es que el sol envejece la piel, y mucho. Es nuestro mayor enemigo y quien más acelera el proceso del envejecimiento. Además, el estímulo de las radiaciones sobre los melanocitos, que es el que da el tono bronceado a la piel, hace que este pigmento se acumule en forma desordenada, formando finalmente las manchas o zonas hiperpigmentadas.

Cómo elegir el SPF que te conviene

Para saber cuál es la protección que un SPF proporciona, debes multiplicar los minutos que tarda tu piel desprotegida en enrojecer por el número del SPF de tu producto. Así, obtienes exactamente el número de minutos que puedes estar expuesta al sol con ese factor de protección sin quemarte. Por ejemplo, si una piel clara tarda aproximadamente 5 minutos en enrojecer (datos reales según la firma Clinique), con un factor de protección solar 15 tardaría en enrojecer 5x15= 75 minutos. Esta regla es matemática siempre y cuando uses correctamente el protector solar, es decir, reaplicándolo cada dos horas o después de bañarte o sudar. Según un Estudio realizado recientemente, 7 de cada 10 mujeres no se protegen la piel adecuadamente frente al sol porque no utilizan bien los fotoprotectores solares.

Cuánto fotoprotector y cómo

En cuanto a la cantidad exacta de protector que debes utilizar, piensa que debe ser, como mínimo, el equivalente a 7 cucharillas de café para todo el cuerpo, aplicando el producto en pequeños toques, y extendiendo muy bien en todas las áreas del cuerpo, sin olvidar ninguna. Presta especial atención al borde de las orejas, los labios, la parte posterior del cuello y los pies, que siempre suelen quedar desprotegidas. Hay que aplicarlo antes de salir de casa, no una vez que hayas llegado a la playa, porque la piel necesita un periodo de tiempo para absorber el fotoprotector. Y no lo olvides, evita la exposición entre las 12 h y las 16 h.

Y después del sol, ¿qué?

La protección puede continuar después de la exposición al sol, para permitir que la piel se recupere y se repare, con las nuevas fórmulas de after-sun con agentes calmantes, protectores, nutritivos e hidratantes que refuerzan el sistema de defensa antioxidante de la piel y combaten los signos externos del envejecimiento cutáneo: arrugas, deshidratación, pérdida de firmeza. Ingredientes como la glicerina vegetal y la provitamina B5, además, preparan la piel para recibir el sol al día siguiente. Son las auténticas cremas de noche de las vacaciones.