¿Sabes qué es la huella estética?

Empezar a retocarse va mucho más allá de conseguir unos labios bonitos, o eliminar ojeras. Si no te lo hacen bien, puedes acumular imperfecciones. ¡Elige bien!

Para entender exactamente lo que es la huella estética te vamos a poner un ejemplo que no va a dejar duda: ¿La limpieza se ve? No exactamente, porque solo se nota cuando brilla por su ausencia. Pues eso es exactamente lo que ocurre con un buen tratamiento estético: que no tiene que dejar huella. Y es que la huella estética, es, ni más ni menos que ese conjunto de trazos, restos o señales de que en el pasado te has sometido a un tratamiento estético… inconveniente. Porque si el procedimiento ha sido perfecto, nadie, absolutamente nadie lo va a notar. Solo se notará tu mejora, y nadie sabrá por qué.

¿Cómo hacer desaparecer la huella estética?

Es muy sencillo: con un producto de calidad que sea lo más adecuado posible a las características del paciente, una técnica correcta, el conocimiento de la piel, la genética y la estructura ósea del paciente, y la pericia del mejor médico estético. Pero no solo para blandir la aguja con destreza, sino para entender exactamente qué resultado va buscando el paciente, y si coincide con el que él mismo le pautaría.

¿Qué materiales minimizan esta huella estética?

Una de las materias primas con resultados más seguros que se utilizan en medicina estética es el ácido hialurónico, con una última generación que proporciona resultados súper naturales, seguros y con una absorción paulatina y relajada que no deja rastro, al contrario, una mejora de la calidad de la piel visible y persistente. Además, en concreto el ácido hialurónico cuenta con un “antídoto” en el caso de que el paciente quiera retirar cantidad de producto. Se llama hialuronidasa y se aplica en un periquete.

Sin embargo, existen otros materiales que no tienen antídoto, pero, que no cunda el pánico, aquí lo principal será elegir la máxima calidad del producto, tener una buena pauta del tratamiento y contar con un médico cualificado.

¿El producto se acumula?

Si está en manos de un médico estético que aconseje una periodicidad adecuada de retoque, esto no tiene por qué suceder. Por eso es vital dejarse asesorar (y tratar) por un profesional que, además de avalada experiencia, tenga sentido común y de la mesura

¿Por qué se empieza a hablar de violencia estética?

No es nuevo que el género femenino históricamente está más sometido que el masculino al imperio de los cánones de belleza. Y el acceso a la mejora de la belleza por vía de la medicina estética está dando tan buenos resultados en manos de profesionales de talla, que la edad media en la que nos iniciamos en este tipo de tratamientos ha descendido mucho en los últimos años. Tanto es así que en Reino Unido ya se prohíbe acceder a tratamientos invasivos por debajo de los 18 años. Según la socióloga Esther Pineda, la primera en acuñar el término de violencia estética, esta se fundamenta en poner de manifiesto abiertamente (y ahora más que nunca en las redes sociales) las diferencias físicas por razones de sexo, raza, edad o IMC (Índice de Masa Corporal).

Retoque digital versus retoque estético


Y precisamente las redes sociales y la imagen que nos devuelve la pantalla de nuestros móviles y ordenadores no ha contribuido a arreglar las cosas. Cada vez son más numerosos los médicos estéticos que han alertado con preocupación acerca del aumento de demandas de resultados por parte de sus pacientes según su propia imagen digital… retocada. Por eso insistimos desde aquí en la importancia del médico estético como consejero y prescriptor de una belleza natural, la de la repetida y acertada “mejor versión de una misma”.
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