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Cosmética orgánica

Cosmética orgánica, ¿el nuevo lujo?

Cosmética ecológica, natural, orgánica, bio, eco, respetuosa con el medio ambiente... Así ha cambiado el cuento.

En belleza, el lujo se entendió durante un tiempo con aquellos cosméticos carísimos a base de ingredientes como el oro, la trufa o el caviar, exclusivos y solo accesibles a pocas personas, lo que garantizaba una buena dosis de estatus, además de una piel de película. Después llegaron los destinos exóticos donde hacerse una cura détox o disfrutar de programas beauty para quitar la respiración. Ahora, y desde hace unos años, le va tocando el turno a los cosméticos naturales, aquellos que velan por el respeto de nuestra piel pero también de la madre tierra. Y también a toda una filosofía de vida más consciente y cercana al origen de las cosas, entre ellas, de la cosmética; muy ligada por tanto a ingredientes orgánicos en su estado más puro. Ya lo dijo el pasado año STANPA, la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética, en su último estudio en torno a este asunto: el 32% de la población cree que la cosmética natural es más efectiva.

6 de cada 10 consumidores buscan productos que contengan algún ingrediente natural

Parece que al fin vamos aprendiendo aquello de “menos es más”, y que va calando, aunque muy poco a poco, que la slow beauty, al igual que la slow life, solo puede traer beneficios a nuestras vidas. Tal vez tenga que ver precisamente con que la falta de tiempo y los nuevos estilos de vida hacen que busquemos sencillez y practicidad en nuestras rutinas de cuidado. En los últimos años, una de las novedades más curiosas del este sector ha sido la cantidad de marcas de cosmética natural que han llegado hasta los lineales de las perfumerías, incluso de la mano de cosmetólogos (y muchos farmacéuticos), pero también la de tiendas especializadas en cosmética natural, e incluso fabricantes artesanos de jabones. Y la demanda es cada vez mayor.

Ya no nos va interesando tanto la cosmética-espectáculo, sino saber qué hay detrás de los productos que consumimos (y que atraviesan la barrera epidérmica). Ya sabemos que la piel es lo que nos separa del exterior y que debemos cuidarla como oro en paño. Queremos conocer la procedencia de los ingredientes que están dentro de nuestros champús, quiénes cultivan las semillas de los aceites esenciales que aplicamos en la piel, y en qué condiciones trabajan; cómo son los packagings de esas cremas que tanto nos gustan y cómo se reciclan sus envases.

Identificamos la cosmética natural con valores como el bienestar, la salud y el medio ambiente, sobre todo ahora que la crisis climática ya es un hecho.

Según el estudio de Stanpa, además, el 62% de los consumidores españoles de cosméticos naturales los elige frente a los demás como un gesto de respeto al medio ambiente, y por esa misma razón, cada vez se fija más, gracias al etiquetado, en que incluyan un sello o certificado que garantice su trazabilidad. De hecho, 6 de cada 10 consumidores buscan productos que contengan algún ingrediente natural, por lo general botánico (aloe vera, coco, aceites naturales, karité, flores, argán, rosa mosqueta, almendra, miel…).

Por otro lado, cada vez hay más personas que no se pueden permitir vivir en la montaña o la playa, y a los que no queda más remedio que caminar cada día por el asfalto, pero que buscan una vía de escape con una filosofía de vida que pueda acercarles a la naturaleza con cada uno de sus gestos. Y la cosmética ecológica es uno de ellos. Con todo, los cosméticos naturales en nuestro país aún representan un 10% por ciento menos con respecto a otros países europeos como Reino Unido, Alemania o Francia. Pero vamos por el buen camino.

los cosméticos naturales en nuestro país aún representan un 10% por ciento menos con respecto a otros países europeos como Reino Unido, Alemania o Francia