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¿Sabes qué es la belleza biológica?

Belleza biológica, o ecológica, o responsable, respetuosa con la piel y el cabello, pero también con el entorno.

Lo healthy está de moda, pero no solo en la alimentación. La cosmética amable que no genere intolerancias ni alergias, con activos basados en la naturaleza, es el santo grial más buscado.

Belleza biológica, o ecológica, o responsable, o lo que es igual, respetuosa con la piel y el cabello, pero también con el entorno. Tenemos que confesar que lo ‘orgánico’ nos ha conquistado. Y quizá tenga que ver con que alergias e intolerancias están creciendo al mismo ritmo que el deseo de conectar con un modo de vida más respetuoso, con el medio ambiente, pero también con nosotros mismos.

El interés por la cosmética (y la alimentación, y los activos) ‘bio’ se ha disparado entre la tribu ‘millennial’, y no es para menos: no es agresiva, lo que garantiza prácticamente cualquier tipo de reacción inesperada y resulta apta para cualquier tipo de piel. Por algo este es nuestro órgano más grande, ese que nos protege del exterior, pero a la vez, lo absorbe todo. Justo por eso, es esencial que todo lo que se aplique sobre ella sea ‘ingerible’, es decir, libre de sulfatos, parabenes, conservantes y perfumes, procurando evitar los xenobióticos (todos esos compuestos ajenos a la vida, como los químicos y tóxicos), que solo están permitidos en pequeñas cantidades, ya que se conoce su efecto por separado pero no en sinergia.

Además, son lipolíticos y lipofílicos, es decir, atraviesan con facilidad las membranas biológicas, por lo que se eliminan con dificultad, pudiendo aumentar la toxicidad presente del organismo. Así que cuando revises la etiqueta de un producto, no estaría de más que dieras prioridad a los ingredientes que lleven de apellido las palabras ‘bio’, ‘orgánico’ o ‘ecológico’, lo que significa que está cultivado sin utilizar agroquímicos, añadidos para acabar con las plagas de insectos (pero también con los nutrientes y antioxidantes de los alimentos cultivados). Se estima que un producto orgánico tiene 3 veces más nutrientes y 30 veces más antioxidantes que el mismo alimento sembrado en la manera convencional.

Y si lo tuyo también es cuidarte desde el estómago, incluye estos superalimentos en tu dieta: bayas de Goji (antioxidantes, nutren la sangre e hidratan el riñón), limón (perfecto para las dietas elevadas en proteínas y grasas, limpia el hígado y alivia la digestión), moringa (reduce la inflamación y el colesterol, contiene 9 veces más calcio que el yogur y 25 más hierro que las espinacas ), algas (prolongan la vida y limpian la linfa), alcachofa (su caldo es excelente contra el insomnio, la ansiedad y el nerviosismo) y, por último, trufa (regula el sistema inmunológico y tiene muchísimos minerales y vitaminas, además de potasio, fósforo, calcio y hierro).

Apuesta siempre que puedas por frutas y verduras procedentes de la agricultura biológica. Y en el caso de las proteínas de procedencia animal, eligiendo un producto orgánico te aseguras de que al susodicho no le han administrado hormonas, vacunas, antibióticos o pastos con herbicidas o plaguicidas, además de que colaborarás con el mantenimiento de un planeta más honesto, justo y respetuoso.