Los estimuladores corporales de colágeno: un tesoro del siglo XXI
Acabar con la flacidez sin pasar por el gimnasio ya es posible con los inductores de colágeno.
Brazos y culo; culo y brazos. Ambos nos quitan el sueño, pero la prioridad de cada mujer es distinta según lo que nos haya regalado la naturaleza, la zona que más hayamos trabajado o la que más hayamos descuidado. El caso es que cuando llega el verano nos entra la prisa por solucionar lo que se nos ha olvidado durante todo el invierno. Las mujeres que se aburren en el gimnasio están de enhorabuena, porque los resultados que se consiguen gracias a los inductores o estimuladores de colágeno son cada vez más espectaculares.
- Ácido poli-L-láctico
Es la palabra mágica de la belleza corporal, y trabaja con un único objetivo: es capaz de estimular él solito la producción natural de colágeno dentro de nuestro organismo. ¿Y por qué este es tan importante? Sencillamente porque se trata de la sustancia que da turgencia, elasticidad y esa sensación de piel jugosa, además de crear estructura en los tejidos. Una piel con bien de colágeno es una piel compacta, luminosa, de esas que cuando se pellizcan vuelven a su estado inicial a la velocidad del rayo. ¿Lo recuerdas?
Este ácido es el estimulador de colágeno que más estudios tiene a nivel mundial, lo hace con el colágeno tipo I, que es el que permite que seamos capaces de recuperar de manera natural ese contorno que hemos perdido.
- Brazos y glúteos, frenar la gravedad
-El ácido poli-L-láctico se inserta bajo la piel con una aguja extra-fina. Una sesión es suficiente para recuperar el contorno de brazos o glúteos y mejorar la proyección de estos últimos de manera muy natural, con una duración del efecto de más de un año y medio. Este ácido es el estimulador de colágeno que más estudios tiene a nivel mundial, lo hace con el colágeno tipo I, que es el que permite que seamos capaces de recuperar de manera natural ese contorno que hemos perdido. El efecto que se consigue es el de redensificación y relleno, mejorando mucho la calidad de la piel. Se comporta como un relleno dérmico bioestimulante que produce colágeno nuevo y mejora la firmeza, además de aumentar el volumen donde sea necesario, redondeando las formas. En este particular, y como cada glúteo es un mundo, la pericia del médico estético será decisiva a la hora de dar más forma aquí o allá, dependiendo de la configuración morfológica del paciente, pero también de sus deseos. A los 3 meses se nota una mejoría muy buena de la calidad de la piel, y la duración del efecto es de más de dos años.