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Gestiona tu consumo de información

Tu estado de ánimo en este confinamiento que nos está tocando vivir tiene mucho que ver con la información que decides recibir. Ponte límites.

Dicen que la información es poder. Pero somos seres finitos y el tiempo es limitado; y aún más el tiempo disponible para cada día. En este momento, además, hay un enorme crisol de personas en muy diferentes situaciones respecto a las horas libres de las que disponen. Desde los que se han quedado sin empleo hasta nuevo aviso hasta los que tienen que salir y doblar turnos, como es el caso de muchos sanitarios.

La manera en que cada persona se está enfrentando a la crisis es un mundo a parte. Pero hay algo común para todos, y es la manera de enfrentarnos a la información que nos llega, por cierto, a través de multitud de soportes: televisión, radio, prensa escrita, digital, twitter, whatsapp y el antiquísimo “he oido que...” al hablar con nuestro entorno cuando interactuamos por teléfono. Gestionar tu consumo de información estos días es absolutamente vital por dos razones: la primera, porque no puedes dedicar el tiempo que te gustaría a leer o ver todo lo que cae en tus manos sin ninguna criba o selección.

La prioridad es trabajar, alimentarte, mantener la limpieza de tu entorno (ahora más que nunca), gestionar la intendencia de tu hogar y dejar tiempo para el relax (importantísimo), el ejercicio, o la lectura y/o el cine de evasión. Y la segunda, porque es necesario que la mente procese únicamente una cantidad de información limitada. ¿Qué hacer entonces para estar debidamente informados sin caer en la obsesión? Aquí van algunos consejos:

  1. Anota en un diario tus horas necesarias de sueño, las que dedicas a la alimentación (incluida la compra, el cocinado y la limpieza) y el tiempo que dedicas al trabajo y a la higiene personal. Suma todas esas horas.
  2. A las 24 horas del día, réstales el tiempo obtenido del punto número uno. Con ese tiempo libre real del que dispones, decide con la cabeza fría en qué lo quieres emplear. Seguro que habrá una porción de tiempo que querrás dedicar a estar informado, pero solo una pequeña. Porque eres tú la que quieras estar informada, no la información la que te gobierna a ti.
  3. Cuando descubras el poco tiempo del que dispones para estar informado, tendrás que elegir plataforma. Desde aquí, te recomendamos que elijas dos medios oficiales con diferentes puntos de vista, y otros dos soportes lo más independientes posible.
  4. No descuides tu red próxima de familia y amigos de confianza. Tú sabes quiénes son; aquellas personas en cuyo criterio confías porque así ha sido siempre. Esta vez será igual, pero elevado al cubo.
  5. Cuidado con la televisión. Ahora, todas las cadenas están copadas con información sobre la crisis. Pero no todo es información, a menudo son análisis eternos que dan vueltas y vueltas sobre el mismo asunto. Sentarse delante de la pantalla sin horario tope puede ser perjudicial para la salud psicológica y crear desasosiego.
  6. Si es posible, dedica únicamente dos momentos al día (y solo dos) para informarte. En el desayuno, la radio, por ejemplo, durante no más de media hora, y el informativo del mediodía. O el diario digital durante el desayuno y twitter por la tarde, con un límite de tiempo, por supuesto, tomando en cuenta la ecuación del punto número 2.
  7. Y lo mismo cuando compartas la información con tus seres queridos. Destina un día a la semana, por ejemplo, para hablar de lo que ocurre con alguien de confianza, pero el resto del tiempo dedica a proyectar, por ejemplo, lo que tienes previsto hacer cuando todo esto acabe. Colocar la mirada en el futuro es el mejor gesto de esperanza.